La CRIC21 sobre desertificación que marca el momento de medir el pulso del planeta
Al menos 100 millones de hectáreas de tierras sanas se pierden cada año en todo el mundo, por eso el CRIC21 se enfocó en los datos y el seguimiento para revertir esa tendencia.
El Comité para la Revisión de la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (CRIC), en su 21ª sesión, se ocupó este año de revisar el progreso global hacia la Neutralidad en la Degradación de las Tierras (LDN).
Junto con la evaluación, estas reuniones anuales tienen como principal cometido discutir las recomendaciones para prevenir la degradación de las tierras, abordar estrategias para la gestión sostenible de las tierras, la resiliencia a la sequía, y garantizar los derechos de tenencia y uso de las tierras para mujeres y jóvenes.
Los países parte de la Convención presentaron sus informes nacionales a finales de octubre y los datos revelaron que la degradación de las tierras avanza a un ritmo sorprendente en todas las regiones.
A pesar de los esfuerzos para el establecimiento de metas voluntarias de Neutralidad en la Degradación de las Tierras, y de las acciones hacia la implementación de la Convención, guiados por los Objetivos Estratégicos del Marco Estratégico 2018-2030, queda aún mucho por hacer.
Ponerle freno a las tormentas de arena y polvo
El CRIC21 se llevó a cabo en medio de un periodo de creciente turbulencia: olas de calor en Europa y el norte de América, sequías en el Cuerno de África, monzones y ciclones en Asia, además de los desastres y devastación de las guerras y desplazamientos humanos.
“No se puede subestimar la importancia de la degradación de las tierras como factor que contribuye y es, al mismo tiempo, consecuencia de esos fenómenos”, insiste Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la Convención.
La reunión, que se realizó por primera vez en un país de Asia Central -del 13 al 17 de Noviembre en Samarcanda- lo que constituyó un momento oportuno para que el gobierno de Uzbekistán abordara el tema de las tormentas de arena y polvo con un evento de alto nivel.
Se trata de un fenómeno subestimado durante mucho tiempo y que ahora afecta, de manera cada vez más frecuente, a varias regiones en todo el mundo. Si bien se trata de un fenómeno estacional natural, el problema se va exacerbando por una mala gestión de las tierras y el agua.
La gestión de las sequías y del cambio climático son dos factores importantes en la intensidad, magnitud y duración de las tormentas de arena y polvo, lo que las convierte en impredecibles y peligrosas.
Por este motivo, se preparó una Declaración de Samarcanda en la materia que será considerada durante la próxima Conferencia de las Partes (COP) a realizarse en Arabia Saudita en 2024.
Próximos pasos hacia la Neutralidad en la Degradación de las Tierras
Si bien la recolección de datos aún debe perfeccionarse, los informes de los países muestran cifras escalofriantes: 4,2 millones de kilómetros de tierras sanas y productivas se han degradado cada año entre 2014-2019.
Esta es la primera vez en la historia de la Convención en que las tendencias de pérdida y restauración de tierras están disponibles de manera unificada gracias a los datos presentados por 126 países parte.
El próximo periodo de informes tendrá lugar en 2026, por lo que es hora de evaluar cuán insostenible es el estilo de vida que llevamos; todavía estamos a tiempo de acelerar los esfuerzos para evitar, reducir y revertir la degradación de las tierras.
La meta de la Neutralidad en la Degradación de las Tierras es difícil de alcanzar, pero no imposible. Sin embargo, si las tendencias actuales persisten será necesario restaurar más de 1500 millones de hectáreas de tierras degradadas en 5 años para lograrlo.
Fundación Agreste participó de esta reunión en calidad de observador permanente de la Convención y, como resultado de la elección por parte del Panel de Selección de las Organizaciones de la Sociedad Civil, trabajó en la elaboración de discursos temáticos con la posición de las OSC.
Como oradora en la declaración sobre los informes en torno al Objetivo Estratégico 5, sobre la movilización de recursos financieros y no financieros sustanciales y adicionales para apoyar la implementación de la Convención mediante alianzas eficaces a nivel mundial y nacional, destacó la necesidad de más detalles sobre las acciones de los donantes y de mejorar el acceso a recursos financieros flexibles y apropiados para apoyar a las comunidades a lograr los ODS.