La COP29: Avances y desafíos en la agenda climática
La Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP29), celebrada en Bakú, Azerbaiyán, marcó un momento crucial en los esfuerzos globales para enfrentar la crisis climática.
Durante dos semanas intensas de negociaciones, del 11 al 22 de noviembre de 2024, se lograron acuerdos clave que definirán las acciones climáticas en los próximos años, aunque también -y, una vez más- quedaron en evidencia importantes brechas y desacuerdos.
Como observador acreditado ante la UNFCCC desde hace 25 años, Fundación Agreste participó de estas negociaciones globales, intentando aportar a la perspectiva de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y promoviendo una acción climática más inclusiva y efectiva.
Simon Pfluger, de Climate & Company, aportó a la participación de Fundación Agreste un análisis profundo y valioso sobre los nuevos textos adoptados de los Artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París.
Su compromiso y claridad ayudaron a entender los avances logrados y los retos pendientes en transparencia y enfoques cooperativos.
Hacia un nuevo objetivo cuantificado de financiamiento climático
Uno de los logros más destacados de la COP29 fue la adopción de un Nuevo Objetivo Cuantificado Global (NCQG, por sus siglas en inglés) para el financiamiento climático.
Este acuerdo establece metas ambiciosas para movilizar al menos 1.3 billones de dólares anuales hacia 2035, con un enfoque particular en los países en desarrollo.
Además, se fijó un objetivo específico de 300 mil millones de dólares anuales para acciones climáticas en estos países, priorizando fuentes diversas de financiamiento público y privado.
Este nuevo marco también reconoce la necesidad de recursos públicos basados en subvenciones y financiamiento altamente concesional, especialmente para adaptación, pero también para pérdidas y daños.
Las discusiones fueron intensas, con los países desarrollados promoviendo la ampliación de la base de contribuyentes, por un lado, y los países en desarrollo exigiendo metas más altas, por el otro.
Los países menos desarrollados (LDCs) y los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS) enfatizaron la necesidad de asignaciones mínimas para sus grupos, debido a su alta vulnerabilidad.
Artículos 6.2 y 6.4: Nuevos mercados de carbono
La COP29 también marcó un avance significativo en la implementación de los Artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París, que regulan los mercados de carbono.
Estos acuerdos permitirán a los países colaborar en la reducción de emisiones de manera rentable, garantizando al mismo tiempo salvaguardas ambientales y transparencia.
Entre los logros más destacados, se incluye la creación de un sistema de registro dual que combina registros internacionales de la ONU con registros privados, y un marco para evitar la doble contabilidad de las Reducciones Certificadas de Emisiones (ITMOs, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, también se identificaron importantes vacíos, como la falta de especificidad en las consecuencias para el incumplimiento de salvaguardas sociales y ambientales.
En cuanto al Artículo 6.4, se dio un paso crucial al operacionalizar el Mecanismo de Acreditación del Acuerdo de París (PACM, por sus siglas en inglés).
Este mecanismo garantizará que una parte de los ingresos se destine a la financiación de la adaptación, eximiendo a los LDCs y SIDS. No obstante, el lenguaje débil en aspectos como la permanencia y las filtraciones aún plantea retos para su implementación efectiva.
Participación de las OSC y perspectiva de género
La participación activa de las organizaciones de la sociedad civil resultó crucial para garantizar que las decisiones adoptadas reflejan las necesidades de las comunidades más vulnerables.
Junto con el avance significativo en la extensión del programa de trabajo sobre género, que busca integrar una perspectiva de igualdad en las acciones climáticas, el enfoque participativo resulta fundamental para abordar las desigualdades.
Desafíos persistentes
A pesar de los logros, varios temas quedaron sin resolverse en Bakú. La falta de consenso en aspectos críticos como la transición energética y la implementación de los resultados del Balance Global (GST, por sus siglas en inglés) generó frustración entre las Partes.
Además, cuestiones como la revisión de la eficacia de los mecanismos financieros y los vínculos entre los mecanismos tecnológicos y financieros, también quedaron pendientes.
La próxima ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs), prevista para 2025, será crucial para evitar superar el límite de 1.5°C.
Sin embargo, la falta de acuerdo sobre cómo integrar los resultados del GST en estas contribuciones representa un obstáculo significativo.
Es momento de redoblar esfuerzos y garantizar que nadie quede atrás en la lucha contra el cambio climático.
La COP29 demostró que, aunque se han logrado avances importantes, el camino hacia una acción climática efectiva y equitativa está lejos de ser sencillo.
Como observadores durante más de dos décadas, continuaremos abogando por soluciones que fortalezcan las capacidades locales para enfrentar esta crisis global.